Crisis y bienestar en las empresas

En pocos años hemos podido observar cómo el bienestar en el trabajo se ha convertido en la principal preocupación de los trabajadores. Pasamos de agradecer tener un trabajo y aceptar lo que se nos presentaba a valorar la calidad y las condiciones del mismo e incluso rechazar la oferta que no nos parece del todo convincente. Los incentivos económicos y el prestigio de la empresa ya no son suficientes. Se valoran el proyecto empresarial, las posibilidades de crecimiento del puesto, la flexibilidad de horarios, cercanía de casa, las ventajas sociales, ayudas para formación… Los trabajadores piden igualmente reconocimiento, respeto, comprensión, sentirse escuchados… en definitiva, calidad de vida tras un largo periodo en el que imperaba el miedo (al castigo, a la represalia…).

Ahora que lo pienso, igual debería poner todo lo anterior en tiempos pasados.

¿Qué se lleva de eso la crisis? ¿Qué empresas van a seguir invirtiendo en la calidad de vida de sus empleados? ¿Qué empresas van a seguir con la mirada puesta en el medio y largo plazo para recoger los beneficios de una plantilla motivada? ¿Hasta qué punto los trabajadores están dispuestos a renunciar a ello, más allá de los esfuerzos económicos que se les pide cada vez más en nombre de la solidaridad?